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Ojos de los anfibios, características y partes

Ojos de los anfibios

Los anfibios son considerados como la clase animal que representa el eslabón entre la vida acuática y la vida terrestre. Dicho grupo se compone de tres órdenes, las ranas y sapos, las salamandras y las cecilias. Los ojos de los anfibios exhiben una variedad de características entre los distintos órdenes, siendo los anuros los más estudiados en este aspecto.

Las especies de anfibios, que cuentan con una visión desarrollada, presentan ojos con características típicas de los vertebrados. En estos, se distinguen distintas piezas como una retina con múltiples capas, cristalino, humor vítreo, coroides con vasos sanguíneos y como soporte, una esclerótica bien desarrollada. No obstante, en estos animales se distinguen una increíble variedad de morfologías, relacionadas con características como su hábitat, costumbres e historia de vida.

Los animales de esta clase se caracterizan, además, por ofrecer una visión extraocular. Es decir, que los ojos de los anfibios no son los únicos sistemas capaces de detectar estímulos lumínicos. De esta manera, algunos grupos son capaces de detectar la energía de la luz, a partir de estructuras sensoriales como la piel.

Muchas características, como el nivel de sensibilidad dependen de los hábitos de los anfibios. Por ejemplo, si se trata de animales diurnos o nocturnos, si viven en sistemas de fosas, son arborícolas o terrestres, entre otros aspectos de su ecología. En el caso de la mayoría de las cecilias, así como de algunas salamandras fosoriales, los ojos se han degenerado, ya que viven en oscuridad casi total. En ocasiones, los juveniles de estas especies presentan ojos rudimentarios, que desaparecen con el desarrollo.

Anatomía de los ojos de los anfibios

Los ojos de los anfibios han sido descritos en variadas ocasiones, lo que ha permitido reconocer que estas estructuras se encuentran bien desarrolladas, siendo capaces de producir imágenes con alta resolución. En los animales de esta clase, la visión es, en general, un sentido dominante, aunque en el orden de las cecilias, los sistemas táctiles y quimiosensoriales son los más importantes para percibir el entorno.

Una de las características de los ojos de los anfibios es que estos carecen de fóveas, que son áreas de mayor agudeza visual. Por esta razón, el campo visual de estos animales tiene baja agudeza, aunque cuentan con alta sensibilidad. En otras palabras, pueden percibir cambios en su entorno, aunque les resulta muy difícil enfocar una determinada escena.

Posición de los ojos

El lugar en que se posicionan los ojos de los anfibios depende de su entorno y los hábitos ecológicos de cada especie. En la mayoría de especies de esta clase, los ojos se encuentran en la región superior de la cabeza, lo cual se relaciona con sus costumbres acuáticas. Gracias a esto, animales como sapos y ranas pueden sumergir sus cuerpos y dejar los ojos por encima de la superficie del agua para vigilar su entorno.

Tamaño y estructuras protectoras

Algunas estructuras como los párpados se encuentran presentes en animales terrestres, pero las especies de hábitos acuáticos, así como los renacuajos, carecen de los mismos. Cuando los párpados están presentes, son cortos y cuentan con una estructura llamada membrana nictitante, que es traslúcida y elástica. Esta se considera también como un tercer párpado que tiene la función de proteger los ojos de la desecación. La mayoría de salamandras y urodelos tienen párpados bien desarrollados y algunas formas acuáticas tienen párpados primordiales.

Los ojos de los anfibios cuentan además con un músculo retractor del bulbo, que permite tirar el globo ocular. Este músculo tiene funciones sobre la alimentación, ya que permite empujar los globos oculares sobre el paladar superior, lo que hace presión sobre alimento para dirigirlo hacia el esófago. En otras palabras, complementa la función de tragar. Además de los párpados y la membrana nictitante, los anfibios cuentan con glándulas de Harder y palpebrales marginales que permiten lubricar sus ojos. Algunas especies de salamandras también presentan glándulas lagrimales en el párpado inferior.

Cristalino

En los ojos de los anfibios, al igual que en los demás vertebrados, existe un cristalino que permite enfocar la luz en la retina. Esta estructura tiene diferentes grados de inclinación en los grupos animales. En el caso de los anfibios, el cristalino es grueso y casi esférico. Su movimiento y posición depende del músculo transportador del cristalino, que lo desplaza por el eje óptico, alejándolo o acercándolo a la retina.

Retina

La capa de tejido más interna de los ojos de los anfibios es la retina. En esta se encuentran los receptores sensoriales de la luz, así como las neuronas que procesan la información de las imágenes y las envían al cerebro. A diferencia de otros vertebrados, en los anfibios la retina carece de vasos sanguíneos y, su irrigación se deriva de una membrana especial sobre del cuerpo vítreo. En la retina se encuentran conos simples o bastones y conos fusionados que contienen sustancias coloreadas.

En los anfibios, las retinas cuentan con dos tipos de fotorrecpetores: rojo y verde. Los bastones rojos tienen un extremo grande y su núcleo está en contacto con la membrana externa de la estructura. Por su parte, los bastones verdes tienen un segmento exterior más corto y uno interno más alargado. El tamaño y número de bastones, conos simples y conos dobles se relaciona con los hábitos diurnos o nocturnos de los anfibios.

Pupila

La pupila se encuentra sobre el cristalino y es la porción no oscurecida por estructuras de soporte. Este complemento del ojo es el que recibe la luz y puede ser redonda (dilatada) o con diferentes formas cuando se encuentra contraída. La forma de la pupila contraída es un carácter taxonómico, ya que varía entre los grupos de anfibios. En algunos casos es vertical, horizontal, ovular o con figuras irregulares de pera, corazón o una X.

Esclerótica

Los ojos de los anfibios cuentan con una cubierta resistente externa, constituida por tejido conectivo, que conforma el globo ocular. Esta se conoce como esclerótica y puede contener una capa de cartílago hialino. En algunos casos, presentan un anillo anterior de hueso. En los urodelos (salamandras), la esclerótica es fibrosa y carece de cartílago o hueso.

Córnea

La esclerótica cuenta con una parte transparente conocida como córnea. Esta permite que la luz llegue hasta la pupila, además de funcionar como un modo de enfoque dióptrico en animales terrestres. En la fase de renacuajo, esta estructura se compone de una córnea interna y una externa. Durante la metamorfosis se fusionan dichos componentes.

Iris

En los ojos de los anfibios, el iris se encuentra vascularizado y contiene pigmentos o melanóforos. Estos últimos son células que contienen melanina, por lo que son de color marrón o negro. Además, el iris puede acumular carotenoides y cristales de guanina, lo que resulta en una variedad de colores impresionantes.

Desarrollo y regeneración

Los anfibios cuentan con propiedades regenerativas, que son más evidentes en grupos como las salamandras. Estos animales no solo son capaces de reconstruir distintos tejidos y órganos, sino que además, cuentan con una increíble plasticidad neuronal, lo cual les permite restablecer conexiones neuronales. De esta manera, se ha descubierto que las ranas, salamandras y cecilias, son capaces de regenerar neuronas en el sistema nervioso central y el periférico. Gracias a ello, se restauran fibras nerviosas grandes, como los nervios ópticos.

Esta capacidad les permite regenerar todo el sistema óptico, pues se restablecen las relaciones topográficas entre el lóbulo óptico y la retina, al recuperarse el nervio óptico. En general, las funciones de regeneración se deben a la desdiferenciación de las células que circundan el lugar de la lesión. Estas se convierten en células madres capaces de adquirir diferentes propiedades, según las necesidades de regeneración de los tejidos comprometidos. Además, los ojos de los anfibios pueden adaptarse a ciertas lesiones permanentes, por lo cual, aunque no se restauran los tejidos, si son capaces de corregir su vista y campo visual para contrarrestar el daño de la lesión.

Resumen, esquema de los ojos de los anfibios

Referencias

  1. Duellman, WE. Biology of Amphibians. McGraw-Hill: New York.
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  4. Mohun, S. M., & Davies, W. I. L. (2019). The evolution of amphibian photoreception. Frontiers in Ecology and Evolution, 7, 321.
  5. Reyer, R. W. (1977). The amphibian eye: Development and regeneration. In The visual system in vertebrates (pp. 309-390). Springer, Berlin, Heidelberg.

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